¡Basta ya de verlas en fotografías! Te mostramos los mejores sitios dónde observar en primera persona estos fenómenos lumínicos multicolor que parecen de ciencia ficción pero que son muy reales.
Las auroras boreales son fenómenos atmosféricos consistentes “en la aparición en el cielo de manchas y columnas luminosas de varias tonalidades producidas por la radiación solar”. Una especie de olas ondeantes de varios colores (principalmente verde, violeta y rosa) que se producen siempre de noche y en las regiones polares del planeta. Ya tienes una pista de dónde deberás dirigirte para cazarlas, así que prepara tu maleta con ropa de mucho abrigo y viaja hasta los confines del mundo.
Los mejores sitios para avistar auroras son las zonas ovaladas que rodean a los polos pero no en los mismos polos. Las encontrarás, sobre todo, en el cinturón que bordea el Círculo Polar Ártico. También son visibles en el hemisferio sur del planeta, donde reciben el nombre de auroras australes, pero la masa terrestre no llega hasta este anillo imaginario (algo que sí ocurre en el norte), lo cual evita que haya tierra firme donde asentarse. La única solución por tanto es acercarte hasta la Antártica o verlas mientras navegas por el océano Antártico.
Los mejores puntos de observación
En el hemisferio norte se pueden ver desde el norte de Alaska y también en su vecina Canadá, incluyendo Nunavut, Yukón, Saskatchewan del Norte, Territorios del Noroeste, Terranova, Nueva Escocia y Columbia Británica. Aquí te aseguras muchos puntos de referencia. Ya en territorio europeo existen distintos destinos. El norte de Siberia es uno ellos, aunque es bastante duro llegar hasta allí. Puedes optar por otras localizaciones más accesibles como Reykiavik (Islandia) que se ha convertido en un destino asequible para ver este prodigio. También el sur de Groenlandia, especialmente Kangerlussuaq (en la costa oeste al comienzo del fiordo del mismo nombre) es uno de las zonas con más probabilidad de ver auroras del planeta.
En el norte de Escandinavia debes visitar las regiones finlandesas de Rovaniemi (capital de Laponia y por lo tanto hogar oficial de Papá Noel), Ivalo y Sodankylä. Con altas posibilidades están Lulea y más al norte, Kiruna, ambas en Suecia. Y uno de los destinos más solicitados es Noruega, donde además de conocer sus famosos fiordos, pues hacer excursiones siguiendo el ‘cinturón de las auroras boreales’ que sobrevuela Tromso y las islas Lofoten. Divisarás las mismas auroras a pesar de que ambas zonas estén a 500 kilómetros de distancia. Y por último, y mucho más al norte en el Océano Glacial Ártico, las Islas Svalbard (pertenecientes también a Noruega). Un archipiélago que durante la mayor parte de los meses de invierno (concretamente de noviembre a enero) goza de la noche polar, fenómeno mediante el cual los días están privados de luz solar, por lo que la posibilidad de ver las ansiadas auroras se incrementa.
Cómo y cuándo ver las ‘luces del norte’
Las auroras boreales aparecen sobre todo a finales de otoño, en invierno y a principios de primavera (a finales de marzo concretamente) en estas fechas el cielo es propicio por su oscuridad a partir de las seis de la tarde. El clima debe ser frío y seco, y debes evitar las noches de luna llena porque si está muy brillante roba protagonismo a la aurora y sus centelleantes colores se verán más pálidos y menos intensos. Debes ir bien abrigado y protegido, se trata de regiones donde el mercurio desciende muchos grados bajo cero, en ocasiones hasta la veintena. Algo que, por cierto, hace que la batería de tu cámara se consuma con más rapidez, así que lleva repuestos; y por supuesto un trípode donde descanse la cámara y tú, porque nunca se sabe cuándo harán acto de presencia. Esta observación puede llevarte muchas horas o días de espera. Gran parte del encanto de viajar para ‘cazar’ auroras boreales es que nunca sabes cómo ni cuándo aparecerán, ni tampoco cuánto tiempo durarán.
Cuentos y leyendas
Si en la actualidad estos fenómenos nos sorprenden y encantan, para los antiguos eran centro de mitos y miedos. Para empezar, su nombre fue acuñado por Galileo Galilei, quien hizo una mezcla entre la diosa griega del amanecer, Aurora, y de su hijo Bóreas, el viento del norte. En la antigüedad los pueblos creían versiones distintas sobre el origen de estos prodigios. En el Medievo eran un signo de que Dios estaba furioso o un presagio de plagas, desastres o guerras, mientras que para los vikingos eran mensajes de doncellas muertas. Los daneses creían que era el resultado del aleteo de un cisne atrapado en la nieve por volar demasiado lejos, algo similar a los fineses quienes pensaban que era el azote de la cola de los zorros árticos contra la nieve. Este baile de llamas de luz y color es perceptible a cualquier ojo gracias a los avances como fotografías y videos, pero sólo quienes han estado debajo de una describen la experiencia como casi espiritual.
bUENAS TARDES,ME GUSTARIA PASAR LAS NAVIDADES Y AÑO NUEVO VIENDO LA AURORA BOREAL, PUEDEN INFORMARME DE DISPONIBILIDADES Y PRECIOS?
Hola Estrella, buenos días,
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