Turquía: Gran Tour de Turquía
- Duración
- 10 días
- Tipo de circuito
- Circuito
Este viaje comienza con un plato fuerte: Estambul, la ciudad más cosmopolita del país. Esta ciudad hay que conocerla sí o sí una vez en la vida y es que su multiculturalidad y vida en las calles deja boquiabierto a todo aquel que la visita. Escudriñarás calle a calle la ciudad a través de visitas guiadas y tiempo libre en el que tú te tendrás que organizar, pero será fácil, ya que esta urbe es andar por las calles y toparse con un monumento cada poco tiempo. La basílica de Santa Sofía, la mezquita Azul, el Palacio de Topkapi. Pero además de monumentos, las experiencias también abundan. Disfrutar de un crucero por el Bósforo, degustar uno de los mejores tés, avistar la ciudad desde una de sus siete colinas, saborear el mejor kebab o perderte en el Gran Bazar, uno de los más grandes del mundo. ¿Se puede pedir más a una ciudad?
“En Pamukkale vas a encontrar una de las zonas naturales más valoradas de toda Turquía ya que se encuentra el balneario conocido también como ‘Castillo de Algodón’ unas piscinas creadas por la cal, por ello su color blanco”
Este viaje, además de ciudades, vas a conocer naturaleza ¿y cómo te la imaginas? extraordinaria ¿verdad? Pues así es Capadocia, una de las regiones más famosas del país. Aquí las iglesias situadas en cuevas, las formas caprichosas provocadas por los vientos, y los lugares desiertos, son los que abundan. Capadocia es sorprendente, pero es aún más Pamukkale o también conocido como ‘castillo de algodón ’otra de las increíbles maravillas naturales donde las aguas termales con alto contenido mineral calcáreo, crearon a lo largo de los siglos una especie de piscinas de color blanco que dan aspecto de estar en una nube. Otras de las regiones que conocerás será la mediterránea Kusadasi donde los yacimientos arqueológicos y patrimonio valioso serán los protagonistas.
Vive experiencias únicas
Prepara tus cinco sentidos porque el Gran Bazar quiere que los utilices al máximo. Las especias desafían tu olfato con olores que nunca has captado. Los gritos de los comerciantes pelean entre ellos para atraer tu atención mientras el muecín llama a la oración con sus evocadoras oraciones desde el minarete. Las alfombras, los tapices, las pipas, los objetos de artesanía o las joyas se muestran ante tus ojos mientras caminas por las más de 4.000 tiendas de este inmenso zoco en el centro de Estambul.
No lo dudes: disfruta del tacto de las telas, de la madera o del marfil y deja que el tendero te obsequie con un delicioso té mientras te explica que no encontrarás un mejor producto en todo el Gran Bazar. Entonces, con tus sentidos plenamente activos, llegará el momento de regatear. No sólo es una cuestión de ahorrar dinero, es algo más. Es costumbre, es tradición y es un espectáculo, porque a menudo tus peticiones son respondidas con gestos exageradamente cómicos por el vendedor. Forma parte de la ceremonia y tú, querido viajero, no puedes perdértela... porque eres el protagonista.
El Gran Bazar tiene 18 grandes puertas, está cubierto por pequeñas cúpulas y cuenta una extensión total de 200.000 metros cuadrados. En origen, este Gran Bazar eran dos, el Inner Bedesten y el Sandal Bedesten, construidos uno junto al otro después de la conquista turca.
El Gran Bazar cierra los domingos, así que si quieres vivir la experiencia de comprar algo o simplemente pasear por sus varios kilómetros de carriles será mejor que vayas de lunes a sábado.
Si quieres fotografiar una de las imágenes más impactantes del mundo, tienes que ver Estambul desde el imponente estrecho del Bósforo. Ese perfil urbano de palacios, minaretes y cúpulas te va a dejar con la boca abierta, sobre todo si lo contemplas al atardecer, cuando un sol rojizo que se oculta detrás de las mezquitas y las luces de la ciudad antigua compiten con las de los ferries rastreando el agua.
Desde el Cuerno de Oro, el mismo que protegió a griegos, romanos, bizantinos y otomanos durante siglos podrás divisar las dos mitades de la antigua Constantinopla, una europea y la otra asiática. Y descubrirás las peculiares yali, unas casas de madera situadas al borde del mar y que en su mayoría datan del siglo XIX. Para entonces, querido amigo, es posible que hayas dejado la cámara a un lado con decenas de fotos ya tomadas y simplemente te dediques a disfrutar del momento y de la bendita brisa que te arropará.
Si el paseo en barco te abre el apetito, no puedes perderte los bocadillos de caballa fresca en el muelle de Eminönü, donde te cruzarás con muchos lugareños que van a hacer lo mismo que tú: saborear un pescado recién hecho a la parrilla.
Dile adiós al estrés, a las contracturas y a las impurezas de tu piel. Bienvenido al bienvivir. Estás en Turquía y no puedes marcharte sin probar un hamam. Estas casas de baño tradicionales son una tradición milenaria para los turcos, que la heredaron de los bizantinos que, a su vez, la tomaron prestada de los romanos.
Al entrar, te mandarán quitarte la ropa. No te asustes: guarda tus cosas en la taquilla, ponte el pestamal –una toalla típica del hamam- y prepárate para sudar sentado en una enorme piedra de mármol. Después de un rato, llega el momento de bañarse. Puedes hacerlo tú solo, pero la experiencia sólo será completa si dejas que un asistente lo haga por ti. Armado con un guante de tela rugosa llamado kese, te frotará todo el cuerpo con vigor mientras te echa agua y jabón. De repente, como si fuera un espectáculo circense, verás pompas por todos los sitios. Y para acabar, ¡crack! Llega el momento del masaje. No esperes unos suaves toques con los dedos: habrá presión y movimientos duros, pero cuando salgas por la puerta del hamam, otra vez vestido con tu ropa, estarás como nuevo, en plenas facultades para visitar monumentos desde el alba hasta el anochecer.
En el hamam tradicional hay segregación por sexos: hay secciones u horarios diferentes para cada uno y los hombres masajean a los hombres y las mujeres, a las mujeres. En alguno que sea más turístico puede que ser permita a ambos sextos estar juntos pagando un sobrecoste. Casi todas las ciudades de Turquía tienen al menos algún hamam tradicional en activo.
Si eres un amante del misterio, tienes que visitar el harén del Palacio Topkapi. No encontrarás un lugar más misterioso en toda Turquía. Un recinto secreto, al que no podían entrar los extraños y donde vivían las esposas, las concubinas y las esclavas del sultán vigiladas por los eunucos. Y todo ello regido por unas reglas de comportamiento propio que, por ejemplo, impedían que las concubinas pudieran caminar por donde quisieran si el sultán estaba allí.
Todos estos elementos han otorgado al harén de un halo de misterio, leyenda y sensualidad que aún hoy mantiene. Lo podrás comprobar en cuanto cruces las puertas de estas bellas estancias, también denominadas como ’mansión de la felicidad’. Imagina a los eunucos vigilando el recinto, blancos en el exterior y negros en el interior, y que según la leyenda estaban completamente castrados, incluso el miembro viril, para evitar tentaciones. Ponte en la piel de una de esas cientos de mujeres tratando de engatusar al sultán y conspirando entre ellas para conseguir que un hijo suyo pudiera aspirar al trono. Y recuerda que ‘harén’, en árabe, significa ‘prohibido’, pero tú has podido entrar, así que aprovecha y saca a la luz todos los secretos.
Según la ley islámica, el sultán podía tener hasta cuatro esposas legítimas y todas las concubinas que pudiera mantener –algunos tuvieron hasta 300-. En la etapa más boyante, el Palacio Topkapi llegó a albergar a 600 eunucos
Éfeso está tan bien conservado que no te costará nada sentir que estás paseando por la antigua Roma. Son las ruinas clásicas que mejor han llegado hasta nuestros días, así que vas a poder caminar por la misma Éfeso que, hace siglos, era una gran ciudad comercial.
Si estás buscando descendencia, no olvides pedirle ayuda a Cibeles, la diosa anatolia de la fertilidad, cuyo templo tuvo gran relevancia en la antigüedad. Y si eres una apasionado de la lectura, seguro que admiras la belleza de la imponente biblioteca de Celso, donde este gobernador romano guardaba 12.000 pergaminos ordenados en nichos alrededor de la pared con un hueco de un metro entre los muros interior y exterior para mantener unas condiciones óptimas de humedad y temperatura. No tenían aire acondicionado ni calefacción, pero está claro que sabían lo que hacían. No pierda la oportunidad de sentarte en el Gran Teatro y sentirte como una más de las 25.000 personas que acudían a las representaciones. Y para acabar un consejo: no te pierdas el templo de Adriano y fíjate en la cabeza de Medusa del pórtico. Dicen que ahuyentaba los malos espíritus. ¿Lo notas?
Querido amante de la historia, este museo está hecho para ti. Aquí vas a encontrar objetos de todas las civilizaciones que han poblado la península de Anatolia desde el Paleolítico hasta la Grecia y Roma clásicas. No encontrarás una muestra más completa en toda Turquía. Y tampoco en un mejor entorno, porque el Museo de las Civilizaciones Anatolias se encuentra en un mercado cubierto del siglo XV cuidadosamente restaurado.
En el espacio central, bajo diez cúpulas, se agrupan relieves y estatuas; y en la sala circundante alberga objetos diversos descubiertos en las principales excavaciones del país. Hay tantas piezas que vas a tener que seleccionar. No puedes perderte los relieves de la etapa hitita ni la llamativa colección de monedas, sobre todo las del rey Creso, hechas en oro y posiblemente unas de las primeras que se hicieron en el mundo. Compáralas con alguna que lleves en el bolsillo. ¿A que no hay color?
Es recomendable empezar la visita por la sala del Paleolítico –a la derecha de la entrada- e iniciar un recorrido contrario al sentido de las agujas del reloj para acabarlo en la sala central.
Descubre el itinerario
- Alojamiento
- Estambul
- Desayuno
- Estambul
- Desayuno y almuerzo
- Estambul
- Visita panorámica de Estambul con guía local
- Desayuno y cena
- Capadocia
- Desayuno y cena
- Capadocia
- Visita a una fábrica de alfombras
- Recorrido por Capadocia
- Desayuno y cena
- Pamukkale
- Visita a El Castillo de Algodón
- Visita de Hierápolis
- Desayuno y cena
- Éfeso
- Kusadasi
- Visita de Éfeso y Casa de la Virgen María
- Visita a una tienda de cuero
- Desayuno y cena
- Çanakkale
- Visita al área arqueológica de Troya
- Visita al Antiguo Hospital de Asclepión
- Desayuno
- Estambul
- Desayuno
- Estambul
Conoce un poco más de Turquía
La gastronomía turca es una de las mejores del mundo por la variedad de sus productos frescos y por su excepcional cantidad de influencias, producto de una localización geográfica que desde hace siglos ha convertido a este país en una encrucijada de civilizaciones.
Así, los fundamentos de la cocina turca proceden de Asia central, pero la expansión del Imperio Otomano introdujo ingredientes de Grecia, Arabia, Persia o los Balcanes, lo que otorgó a sus recetas una variedad asombrosa. Destacan, por ejemplo, las deliciosas sopas, los estofados, los kebabs, las albóndigas de carne y el pescado en las zonas de costa. También hay varios platos típicos hechos con legumbres y con verduras, una fruta deliciosa y unos dulces que hacen honor a su nombre. Para beber, el licor típico es el raki, un aguardiente de uva con sabor anisado que se suele tomar rebajado con agua. También hay que probar sus excepcionales tés y el delicioso (y particular) café turco.
En Turquía hay tiendas por doquier y los vendedores estarán encantados de conquistar al cliente con sus mejores artes.
Puede comprarse de todo: alfombras, tapices, pipas, boquillas de espuma de mar, palmatorias, lámparas, cajas, artesanía de madera, pieles y cuero, jarrones, lámparas, cerámica, azulejos, objetos de cobre o de ónice, juegos de café o de té… Y ojo, en muchas de las tiendas es posible regatear el precio.
• 1 de enero: Día de Año Nuevo
•23 de abril: Fiesta Nacional de los niños y conmemoración de Ataturk
•19 de mayo: Fiesta de la Juventud y del Deporte
•30 de agosto: Fiesta de la Victoria
•Entre septiembre y noviembre: Fiesta del Sacrificio (religiosa)
•29 de octubre: Fiesta de la República
•Noveno mes del calendario musulmán: Fiesta del Ramadán (religiosa)
Los cajeros automáticos están en las principales ciudades del país y todos aceptan tarjetas de crédito de uso más común (Visa, MasterCard, Maestro, Cirrus, American Express, etc.). También se aceptan tarjetas de crédito en la mayoría de los comercios, aunque en algunos pueden preferir el pago en efectivo.
Para evitar problemas desagradables, lo mejor es apuntar en un papel o en el móvil los teléfonos de las entidades emisoras de tus tarjetas de crédito. Así, si se da el caso de que pierdas o te roben alguna, podrás llamar inmediatamente a tu banco y pedir que la bloqueen.