Te pararás a escuchar los alaridos de los orangutanes o el susurro de los pináculos, a fotografiar alguna de sus más de 1.000 orquídeas…te faltará tiempo en la isla de Borneo
Resulta muy duro volver a la vida cotidiana después de viajar a las selvas de Borneo, una enorme isla que emerge en medio del Índico y que había permanecido intacta hasta casi el siglo XX. De poco o nada sirve que os contemos que combina a la perfección grandes cuevas, formaciones cársticas con pináculos de roca con formas extrañas que se erigen en medio de la densa vegetación, asombrosos acantilados, parajes verticales y selvas lluviosa de montaña. Una imagen vale más que mil palabras.
Por eso os vamos a hablar y mostrar sus lugares más desconocidos como la selva de Gunung Mulu a la que es imposible acceder por tierra, sus pasarelas aéreas de vértigo que nos muestran parte del asombroso valle Danum y sus manglares y bosques de la cima de la montaña de roble que depararán el hábitat perfecto para animales como los orangutanes, el mono narigudo, el rinoceronte de Sumatra, el lagarto monitor o el tigre malayo.
Porque Borneo, dividida políticamente entre Malasia, Indonesia y Brunei, cuenta con varios ecosistemas. Están los manglares que han constituido un cinturón infranqueable bordeando la isla, los bosques pantanosos de turba, los bosques de montaña, de menos altura que la vegetación de tierras bajas y los bosques de dipterocarpos, que alcanzan fácilmente los 45 metros de altura.