Desde un pueblo “colgado” de una roca, a otro pintado en azul… esto es solo un ejemplo de lo que nos podemos encontrar en España.
Aquí comienza un recorrido por algunos de los pueblos más curiosos y hermosos de la geografía española por diferentes motivos. Porque la España rural, para quienes aún lo la conozcan en profundidad, alberga muchos rincones que bien merecen una visita.
1. Besalú – Girona
Últimamente son muchos viajeros los que buscan este tipo de pueblecitos que parecen una reconstrucción digital de un pueblo medieval en el que no falta nada. Porque Besalú tiene un puente románico, que atraviesa el río Fluviá, y que durante mucho tiempo fue la única vía de comunicación con los pueblos de la comarca. También forma parte de sus atractivos las diferentes abadías que se levantaron en esta vieja villa, una insólita judería en la que se conserva una casa de baños, llamada Miqvé, usada por los judíos para las abluciones, y magníficos monumentos civiles como la casa Cornellà, que conserva una hermosa galería porticada románica, y la Cúria Real, destinada a la administración de justicia. Tampoco debemos de dejar de visitar en este pueblo medieval, Enclavada en la comarca de la Garrotxa, a pocos kilómetros del Parque Natural de la Zona Volcánica de La Garrotxa y de las últimas estribaciones del sector oriental del Pirineo gerundense, sus edificios eclesiásticos. Sus iglesias de Sant Pere, Santa María y Sant Vicenç sobresalen por sus elementos románicos con otros góticos.
2. Setenil de las Bodegas – Cádiz
Al noroeste de Cádiz, muy cerca de la Depresión de Ronda y atravesado por el río Guadalporcún, se alza este pueblecito en el que se han levantado unas casitas semitrogloditas en la parte baja al abrigo de las rocas, que en todo momento parecen que están a punto desmoronarse. El resto de entramado urbano cuenta también con varios atractivos como el imponente castillo fortaleza y la iglesia de la Encarnación.
3. Ronda – Málaga
Esta localidad malagueña conquista al visitante no sólo por su estampa de típico blanco pueblo andaluz, también lo encandila por sus leyendas medievales, por su situación privilegiada en plena Serranía, por la luz que inunda sus calles, por su rica gastronomía, por el silencio que envuelve sus noches… por tantos encantos… En Ronda hay una antigua judería que guarda un edificio del siglo XIV con tres patios, el Palacio de Mondragón, y unos baños árabes, erigidos en el siglo XIII sobre una de las puertas viejas de la ciudad, que aún mantienen el acueducto que facilitaba la llegada del agua, pero también una Plaza de Toros, que ha sido escenario de muchas películas basadas en el tema taurino. Consta de un gran ruedo con la barrera de piedra y dos pisos de gradas con el mismo número de columnas y de arcos. De otro período es la Casa del Rey Moro, que data del siglo XVIII y que posee unos hermosos jardines colgantes diseñados por el arquitecto Faurestier.
1. Besalú – Girona
Últimamente son muchos viajeros los que buscan este tipo de pueblecitos que parecen una reconstrucción digital de un pueblo medieval en el que no falta nada. Porque Besalú tiene un puente románico, que atraviesa el río Fluviá, y que durante mucho tiempo fue la única vía de comunicación con los pueblos de la comarca. También forma parte de sus atractivos las diferentes abadías que se levantaron en esta vieja villa, una insólita judería en la que se conserva una casa de baños, llamada Miqvé, usada por los judíos para las abluciones, y magníficos monumentos civiles como la casa Cornellà, que conserva una hermosa galería porticada románica, y la Cúria Real, destinada a la administración de justicia. Tampoco debemos de dejar de visitar en este pueblo medieval, Enclavada en la comarca de la Garrotxa, a pocos kilómetros del Parque Natural de la Zona Volcánica de La Garrotxa y de las últimas estribaciones del sector oriental del Pirineo gerundense, sus edificios eclesiásticos. Sus iglesias de Sant Pere, Santa María y Sant Vicenç sobresalen por sus elementos románicos con otros góticos.
2. Setenil de las Bodegas – Cádiz
Al noroeste de Cádiz, muy cerca de la Depresión de Ronda y atravesado por el río Guadalporcún, se alza este pueblecito en el que se han levantado unas casitas semitrogloditas en la parte baja al abrigo de las rocas, que en todo momento parecen que están a punto desmoronarse. El resto de entramado urbano cuenta también con varios atractivos como el imponente castillo fortaleza y la iglesia de la Encarnación.
3. Ronda – Málaga
Esta localidad malagueña conquista al visitante no sólo por su estampa de típico blanco pueblo andaluz, también lo encandila por sus leyendas medievales, por su situación privilegiada en plena Serranía, por la luz que inunda sus calles, por su rica gastronomía, por el silencio que envuelve sus noches… por tantos encantos… En Ronda hay una antigua judería que guarda un edificio del siglo XIV con tres patios, el Palacio de Mondragón, y unos baños árabes, erigidos en el siglo XIII sobre una de las puertas viejas de la ciudad, que aún mantienen el acueducto que facilitaba la llegada del agua, pero también una Plaza de Toros, que ha sido escenario de muchas películas basadas en el tema taurino. Consta de un gran ruedo con la barrera de piedra y dos pisos de gradas con el mismo número de columnas y de arcos. De otro período es la Casa del Rey Moro, que data del siglo XVIII y que posee unos hermosos jardines colgantes diseñados por el arquitecto Faurestier.
4. Júzcar – Málaga
Sin salir aún de Málaga nos tenemos que detener en otro de los pueblos más curiosos de la geografía española. Se trata de Pitufilandia, o mejor dicho, Júzcar, un pueblo de la Serranía de Ronda donde Sony decidió dar a conocer la primera entrega de las aventuras de estos pequeños seres azules debido a que el pueblo accedió a pintar las casas de azul. Hoy en día, dado a la gran acogida que ha tenido entre sus visitantes, los vecinos han conservado esta marca de identidad. Ahora bien, las casitas azules no son los únicos sitios de interés de Júzcar. Aún se conservan unos vestigios de unos molinos a orillas del Genal que pertenecieron a la primera fábrica de hojalata que se abrió en España durante la primera mitad del siglo XVII, bajo el mandato del rey Felipe V. Este empresa llegó a tener más de 200 obreros.
5. Olite – Navarra
Olite es siempre elegido uno de los pueblos más bonitos de España, no obstante, posee un conjunto artístico digno de admirar en el que se pueden encontrar huellas romanas y godas, principalmente en su cerco amurallado, y que se erigió alrededor de su castillo-palacio. Para su construcción, a diferencia de otras obras y según algunos relatos de la época, se prestó más atención a los aspectos estéticos que a los defensivos. En su interior se mantienen en pie elpalacio de Olite, que fue reconstruido totalmente en 1937, y el palacio viejo, hoy Parador Nacional.dos iglesias: la de Santa María y la de San Pedro.
La de Santa María fue antiguamente la capilla del castillo-palacio. Su construcción se inició en la segunda mitad del siglo XIII, y las obras se prolongaron hasta el siglo XV. Posee una sola nave que remata en ábside de perfil pentagonal y está cubierta con bóvedas de crucería. En el interior destaca una imagen gótica del Cristo de la Buena Muerte y el retablo mayor, obra del denominado maestro de Ágreda, realizado en 1514. El atrio a modo de claustro, protege la fachada de la iglesia, y es obra del siglo XV, del cantero francés Lôme de Tournay. La portada del siglo XIV concentra una profusa ornamentación escultórica, a base de elementos vegetales y figuras en miniatura. En el tímpano encontramos la imagen de la Virgen rodeada de diversos episodios del Nuevo Testamento.
La iglesia de San Pedro, erigida en los siglos XII y XIII, originariamente de estilo románico, de planta basilical, con tres naves sin crucero. A finales del siglo XIV se añadió el coro y en el siglo XVI el conjunto fue de nuevo remodelado. Destaca su torre de aguja gótica y el tímpano de la portada, con escenas relacionadas con la vida del santo al que se consagró el templo. En el interior destacan tres obras góticas: una imagen de la Virgen y el sepulcro con relieves policromos de Enrique Pinel, que se hallan en la capilla del Campanal, y una talla de Santiago que encontramos en el lado del Evangelio.
Sin salir aún de Málaga nos tenemos que detener en otro de los pueblos más curiosos de la geografía española. Se trata de Pitufilandia, o mejor dicho, Júzcar, un pueblo de la Serranía de Ronda donde Sony decidió dar a conocer la primera entrega de las aventuras de estos pequeños seres azules debido a que el pueblo accedió a pintar las casas de azul. Hoy en día, dado a la gran acogida que ha tenido entre sus visitantes, los vecinos han conservado esta marca de identidad. Ahora bien, las casitas azules no son los únicos sitios de interés de Júzcar. Aún se conservan unos vestigios de unos molinos a orillas del Genal que pertenecieron a la primera fábrica de hojalata que se abrió en España durante la primera mitad del siglo XVII, bajo el mandato del rey Felipe V. Este empresa llegó a tener más de 200 obreros.
5. Olite – Navarra
Olite es siempre elegido uno de los pueblos más bonitos de España, no obstante, posee un conjunto artístico digno de admirar en el que se pueden encontrar huellas romanas y godas, principalmente en su cerco amurallado, y que se erigió alrededor de su castillo-palacio. Para su construcción, a diferencia de otras obras y según algunos relatos de la época, se prestó más atención a los aspectos estéticos que a los defensivos. En su interior se mantienen en pie elpalacio de Olite, que fue reconstruido totalmente en 1937, y el palacio viejo, hoy Parador Nacional.dos iglesias: la de Santa María y la de San Pedro.
La de Santa María fue antiguamente la capilla del castillo-palacio. Su construcción se inició en la segunda mitad del siglo XIII, y las obras se prolongaron hasta el siglo XV. Posee una sola nave que remata en ábside de perfil pentagonal y está cubierta con bóvedas de crucería. En el interior destaca una imagen gótica del Cristo de la Buena Muerte y el retablo mayor, obra del denominado maestro de Ágreda, realizado en 1514. El atrio a modo de claustro, protege la fachada de la iglesia, y es obra del siglo XV, del cantero francés Lôme de Tournay. La portada del siglo XIV concentra una profusa ornamentación escultórica, a base de elementos vegetales y figuras en miniatura. En el tímpano encontramos la imagen de la Virgen rodeada de diversos episodios del Nuevo Testamento.
La iglesia de San Pedro, erigida en los siglos XII y XIII, originariamente de estilo románico, de planta basilical, con tres naves sin crucero. A finales del siglo XIV se añadió el coro y en el siglo XVI el conjunto fue de nuevo remodelado. Destaca su torre de aguja gótica y el tímpano de la portada, con escenas relacionadas con la vida del santo al que se consagró el templo. En el interior destacan tres obras góticas: una imagen de la Virgen y el sepulcro con relieves policromos de Enrique Pinel, que se hallan en la capilla del Campanal, y una talla de Santiago que encontramos en el lado del Evangelio.