El Cassoulet, preparado con habas, alubias y carnes (salchichas, chorizo, corteza de cerdo, perdiz o cordero), es uno de los platos más populares de Francia.
Ingredientes para 4 personas:
- 400 g de alubias blancas
- 1/4 kg de tocino entreverado
- 4 muslos de pato
- 4 salchichas blancas de Toulouse
- 1/4 Kg de costilla de cerdo
- 2 cucharadas de grasa de oca o manteca de cerdo
- 2 tomates triturados
- 2 cebollas
- Hierbas (4 ramitas de perejil picado, 6 ramitas de tomillo fresco, un clavo y una hoja de laurel)
- 2 dientes de ajo
- Un poco de pan rallado
- Pimienta
- Sal
Preparación del plato:
- Poner a remojo las alubias la noche anterior
- Durante 10 minutos cocer las alubias a fuego fuerte en una cazuela de base gruesa, cubiertas con agua. Escurrir, cubrir de nuevo con agua limpia y volver a llevarlas a ebullición. Bajar el fuego al mínimo y espumar la superficie hasta que quede clara.
- Echar a la cocción un diente de ajo, las hierbas y salpimentar. Cuando se empiecen a formar burbujas en los bordes, tapar parcialmente la cazuela y dejar cocer a fuego lento hasta que las alubias estén casi hechas. Pasarlas (escurridas) a una cazuela de barro apta para horno, retirar las hierbas y reservar el caldo.
- En otra cazuela derretir la grasa de oca, y dorar en ella el otro diente de ajo, el tomate triturado y la cebolla picada.
- Agregar las salchichas, la carne, los muslos de pato y el tocino, sazonar y rehogarlo todo.
- Añadir la carne con su refrito por encima de las alubias (que teníamos reservadas en la cazuela de barro).
- Cubrir con el agua de cocción (que también teníamos reservada), espolvorear con pan rallado y hornear durante hora y media a 150ºC, sin tapar.
Lo mejor de la cocina francesa
Existen dos tipos de gastronomía que pueden guiar al turista: la clásica y la llamada de mujeres. La primera es aquella que, venida de la aristocracia, se ha ido renovando sin perder su origen y que se ofrece actualmente a todo el que quiera probarla prácticamente a lo largo de todo el país. La cocina de mujeres debe su nombre al hecho de que era la realizada por las amas de casa, madres y abuelas; es aquella que antaño fuera la cocina campestre, más regional, más propia de la cotidianidad de los franceses. Ambas gastronomías conviven perfectamente en la actualidad y, siendo Francia el país con más restaurantes de Europa, el visitante tiene la posibilidad de degustar interminablemente lo que más le atraiga.
Los cocineros franceses conocen muy bien el ritual de su cocina; saben que el punto de distinción es la calidad de sus ingredientes y el equilibrio entre éstos con la buena presentación y la sencillez. Por ello es que han desarrollado innumerables tipos de salsas y cremas con las que acompañan sus platos. De esta forma, el visitante se sorprende con platos sumamente sencillos cuyo atractivo reside en la armonía de sus componentes y el ritmo que le imponen tanto su color como su forma de ingerirlo. Ejemplos claros de esto son el suflé, el foie gras, el salmón en aspic o las mouselines y macédonies.
No hay que olvidar que cada región implica su geografía en su cocina y que, por tanto, cada zona ofrecerá diferentes especialidades. En Alsacia se puede pedir el foie gras, choucroute y tarta flameada, acompañada de un buen vino. En la zona del suroeste, el cassoulet, confit de pato y setas preparadas de diferentes formas.
Las especialidades de Normandía son numerosas. Caen es célebre por su preparación de callos, Rouen por sus patos, Dieppe por su lenguado, Mortagne por su morcilla negra y Vire por l’andouille, típico embutido del lugar, sin olvidar la nata cremosa de la salsa normanda. La sidra, suave o seca, acompaña a todos los platos, mientras que el Calvados, prestigioso aguardiente de manzana, es después del trou normand, un buen aperitivo. No podemos dejar de mencionar el delicioso licor de manzana llamado Pommeau.
La región del Loira Atlántico se distingue por sus vinos blancos, tintos o dulces. Se pueden descubrir en sus bodegas en Saumur, bodega Bouvet Ladubay, y bodega Gratien y Meyer, los secretos de producción artesanal y las etapas de la elaboración desde la primera fermentación al embotellado. La degustación, al final de la visita, es ideal para disfrutar de su sabor.
Las otras citas gastronómicas inevitables con el buen comer en el Loira Atlántico son las galletas Lu, las Fouaces pequeños panes individuales rellenos de carne y vegetales y las rillettes du Mans especie de paté de cerdo.
En el menú de los grandes clásicos de la gastronomía bretona, la bandeja de mariscos ocupa un lugar preferencial. Le invitamos a que disfrute de las deliciosas y famosas Coquilles Saint Jacques, vieiras y de los innumerables pescados que son la base de las mil y una recetas de la gastronomía de Bretaña. Otras sabrosas especialidades son las crepés de harina blanca, hermanas de las filloas gallegas.
Los quesos de las regiones del oeste de Francia resultan placenteros. Podemos disfrutar de los mejores quesos de Francia como el Pont-l”Evêque, Livarot, Neufchâtel y sobre todo el famoso Camembert en Normandía. Numerosas fábricas de queso artesanal proponen diferentes visitas. Los enamorados del Camembert no deben perderse el Museo del Camembert en Vimoutiers.
En Borgoña, además de su vino que es el protagonista del evento más importante de la vendimia cada año, puede probar los caracoles al ajo y el buey borgoñés, sin lugar a dudas, cumbres del refinado arte culinario francés. En Lyon, el salchichón con pistachos, la pularda trufada y el gras double, sencillamente delicioso. La zona mediterránea de Provenza ofrece variados tipos de pescados a la parrilla sazonados con hinojo, ratatouille y bullabesa. Por último, en la zona norte se puede probar los gofres, la carbonada de buey a la cerveza y la anguila au vert.
París no cuenta con una cocina propia de gran tradición y su arte culinario radica en que, al convertirse en el centro de la nación, los inmigrantes han llevado a esta ciudad sus especialidades regionales. En la Ciudad de la Luz prácticamente se tiene al alcance toda la comida francesa regional así como una magnífica representación de cocinas internacionales, por si alguien echa de menos su país.
Lyon ofrece una variedad gastronómica tan intensa como París ya que sus restaurantes están aún más especializados en las comidas regionales y en la cocina de mujeres, por lo que resultan menos elitistas que los refinados restaurantes parisinos. Sin embargo, en cualquier sitio de Francia podrá encontrar la cocina en todo su esplendor y deleitarse con ella de múltiples formas.