Cairns
Tras coger el avión e ir divisando desde las alturas como nos íbamos alejando de ese maravilloso desierto rojizo que tanto nos deslumbró y tanta paz nos transmitió, nos fuimos cargados de energía hacia Cairns, situado en el estado de Queensland, en el noreste del país.
Una vez llegamos allí, dejamos las maletas en el hotel y fuimos a conocer un poco la ciudad de Cairns, una ciudad muy tranquila y sobretodo muy conocida por su clima tropical, el cual se puede disfrutar durante todo el año. Recorrimos su largo paseo marítimo hasta llegar al puerto para informarnos sobre los tours que ofertaban, ya que Koldo y yo estábamos deseosos de sumergirnos en esa famosa barrera de coral tan conocida en todo el mundo, “Great Barrier Reef”.
Nuestras ganas eran tantas, que optamos por coger una salida en barco con una duración de dos días, haciendo noche en un camarote sumergidos en medio de ese espectáculo de colores provenientes del fondo del mar.
Gran barrera de coral
Al día siguiente nos levantamos muy pronto y nos fuimos directos al puerto a coger nuestro barco, una vez allí nos juntamos un grupo de unas 15 personas y empezamos a navegar mar adentro, en poco más de una hora llegamos a nuestro destino tan esperado, todavía no éramos conscientes de lo que nos estaba esperando bajo nuestros pies, nos dieron una breve explicación, nos indicaron cual era nuestro equipo y listos para sumergirnos!
La Gran barrera de coral, es el mayor arrecife de coral del mundo, declarada Patrimonio de la Humanidad, por la UNESCO. Se extiende por unos 2600 kilómetros de longitud, sus grandes dimensiones hacen que pueda ser distinguido desde el espacio.
En ellas se esconde un auténtico tesoro de vida marina con más de 4000 especies de peces y la mayor diversidad de algas marinas del mundo, el mayor de los sueños para cualquier buceador.
Y así fue, nada más sumergirnos todo nuestro entorno empezó a cambiar, estábamos en otro mundo donde reinaba la paz y la armonía, toda una exhibición de colores que te dejaban maravillada a cada brazada que dabas, miraras donde miraras todo era fascinante, la gran variedad de peces multicolor que jugueteaban entre el coral, las algas marinas que bailaban al son del mar y esa diversidad de corales caprichosos formando mil y una formas, cientos de texturas y decenas de colores, toda una maravilla viva de la naturaleza.
Durante la mañana hicimos dos inmersiones, luego a los que hacíamos noche en medio de ese inmenso arrecife nos vino a buscar otro barco y nos alejó de esa zona para poder seguir explorando otros rincones de ese enriquecedor mundo submarino. Me encontraba bajo el agua, insinuándome a todo lo que encontraba bajo él, avanzaba lentamente contemplando cada metro, descubriendo nuevas especies totalmente desconocidas para mi.
Nuestro día todavía no acababa ahí, después de realizar 4 inmersiones, dos durante la mañana y dos por la tarde de 45 minutos cada una, nos esperaba una última inmersión acompañados de la luz de la luna, con un fondo marino totalmente oscuro y en el momento de más actividad marina, no pintaba mal, pero ¿quién se atreve a meterse ahí? El barco encendió unas luces de gran potencia y se podía contemplar una gran cantidad de peces gigantescos merodeando a nuestro alrededor, parecía que hubieran salido de la nada, estaba lleno de ellos! Así que no me apeteció mucho meterme y me dedique a contemplarlos desde las alturas.
Al día siguiente pudimos disfrutar de dos inmersiones más, yo y el fondo marino, el fondo marino y todos sus habitantes, gracias por hacerme sentir una más entre tanta belleza oculta.
Costa Este de Australia
Cuando llegamos de nuevo a tierra fuimos directos a buscar nuestra camper van para empezar a hacer ruta por toda la costa este de Australia, la parte más emocionante, natural y divertida de nuestro viaje.
A los australianos les encanta viajar en camper van, es una manera cómoda y divertida de viajar, así que sin pensarlo, entro en nuestro plan y aunque nunca había experimentado esta nueva modalidad estaba totalmente entusiasmada por empezar y llevar nuestra nueva casa a cuestas.
Townsville
Nuestro primer destino fue Townsville, lugar que nos daba acceso para ir a Magnetic Island, pero durante el camino no pudimos resistirnos a parar ante tanta belleza, sus imponentes paisajes te obligaban, dispuestos a abrir bien los ojos y contemplar todo aquel espectáculo natural, es la ventaja que tiene ir sin prisas, siempre íbamos sobre la marcha y sin nada atado, de esta manera es cuando puedes disfrutar más de un viaje y adaptarlo a tu manera. Una de las paradas que nos gustó muchísimo fue Mission Beach, con más de 14 kilómetros de playa rodeada de palmeras, deshabitada, parecía mentira que pudiera estar al borde de la carretera, tan accesible, daba la sensación de estar en una isla perdida, nos gustó tanto el lugar que aprovechamos para cenar en el mejor restaurante de toda Australia, en frente del mar, bajo la luz de la luna, bajo un mar de estrellas, sobre una fina arena, amenizando tan distinguida cena una banda sonora de pequeños insectos que se escondían entre las palmeras, no podíamos estar mejor!
Recalcar que muchas de las playas del norte están advertidas por la presencia de cocodrilos de mar lo cual imposibilita el baño en ellas. ¿Sorprendidos? Nosotros lo estábamos y mucho, ya que desconocíamos la existencia de estos reptiles en el mar. Como curiosidad, saber que es el cocodrilo de mayor tamaño del mundo así como el mayor reptil del planeta. Además de advertir las diferentes clases de medusas que habitan en esas cálidas aguas, las cuales pueden hacer mortal su picadura.
Magnetic Island
Al día siguiente cogimos un ferry y embarcamos junto con nuestra camper van para empezar nuestra aventura por Magnetic Island.
Ésta se encuentra en el Parque Marino de la Gran Barrera de Coral, se puede realizar todo tipo de actividades al aire libre y deportes acuáticos, asi como pesca deportiva. En la isla puedes encontrar una gran cantidad de preciosas playas desérticas, 24 kilómetros de senderos y el Mount Cook, el punto más alto de la isla. Nosotros dedicamos dos días enteros para recorrerla e indagar cada uno de sus rincones.
Whitehaven Beach
Acabada la visita en la isla, cogimos el mapa y fuimos rumbo a uno de nuestros destinos estrella, “las Whitsundays” compuestas por 77 islas idílicas la mayoría de ellas despobladas. Para poder acceder a ellas, hay una gran cantidad de tours que te ofertan todo tipo de actividades y rutas, nosotros cogimos el tour de un día donde pudimos disfrutar de esas maravillosas playas de arena blanca y aguas turquesas, todo un deleite para nuestra vista, solo deseaba que la lancha parara para poder disfrutar de cada una de ellas, aunque la guinda del pastel estaba en la famosa “Whitehaven Beach” en la isla de Hamilton, considerada como la playa más ecológica del mundo y una de las playas más paradisíacas de la Tierra, con una extensión de 4,5 kilómetros. Se caracteriza por tener una de las arenas más blancas y finas del mundo, tal es así que al tocarla parece harina. A ella solo se puede acceder mediante un hidroavión, lancha o catamarán, en este último teniendo la posibilidad de pasar la noche allí. A medida que vas caminando ves como unas pequeñas criaturas diminutas se desplazan rápidamente de un agujero a otro, parece que vayas a pisarlos pero son tan veloces que ellos mismos se preocupan de no ser aplastados, son pequeños cangrejos afortunados de poder vivir en un paraíso tan idílico como ese.
Una vez disfrutamos de nuestro tiempo en esa espectacular playa fuimos caminando por un pequeño sendero que nos llevó hacia un mirador donde contemplar desde las alturas ese portentoso paisaje, el tiempo se detuvo y solo estaba la Madre Naturaleza y yo.