Hotel Pentahotel Prague

Al entrar en el Pentahotel Prague de la capital checa sentirás que estás en un lugar especial, por su ambiente y decoración. En un principio pueden sorprender sus toques de creatividad y modernidad, pero en poco tiempo, esta instalación cautiva por su comodidad, amabilidad en el trato con los trabajadores y los detalles que te dejarán un buen recuerdo de tu viaje a Praga.

Las habitaciones son espaciosas y confortables y la ubicación es céntrica y muy comunicada con los transportes públicos, como el tranvía o metro, para acceder con facilidad y en poco tiempo a cualquier punto de interés turístico de la ciudad.

En esta urbe de ensueño, conocida como la ciudad de las cien torres, que también es la capital de la región de Bohemia, sentirás que estás viviendo en un cuento clásico, de castillos, puentes y soldados con armaduras.

Pero el contrapunto a esa sensación de retrotraerte a la antigüedad lo pone el Pentahotel Prague, con su equipo de trabajadores jóvenes, su decoración moderna, sus instalaciones adaptadas para personas con movilidad reducida y que se desplazan en silla de ruedas y todo su espacio equipado con la última tecnología, acceso a internet y red wifi gratuita.

Ubicado en un edificio moderno y un área de varias calles con un diseño urbanístico actual, este establecimiento no solo es ideal para alojarse en familia o en pareja, sino que también está indicado para viajes de negocios. Cuenta con un salón para reuniones, aparcamiento, modernos equipos informáticos en las zonas comunes y un restaurante con una carta de un gran nivel, que acoge comensales desde las 12:00 hasta las 22:30 horas.

Si vuelves de recorrer las calles praguenses cuando ya ha caído la noche, te sentirás como en casa con la estupenda y acogedora iluminación, acompañada con la luz de las velas colocadas en la entrada.

La dirección del Pentahotel Prague es la siguiente: Sokolovska 112, Praga, República Checa.

Se encuentra a 2,2 kilómetros de la iglesia de Nuestra Señora del Tyn, a 3,9 kilómetros del Castillo, a 2,7 kilómetros de la Plaza de Wenceslao y 4,4 kilómetros de la Catedral. El Pentahotel Prague dispone de enlaces cercanos y fáciles con el metro, tranvía, autobús y tren.

Plaza de la Ciudad Vieja

Quizá uno de los primeros lugares que deberías visitar cuando llegues a Praga es la plaza de la Ciudad Vieja, por su arquitectura cautivadora, el bullicio de los praguenses y los turistas, además de los comercios, bares y restaurantes. Su aspecto ha sido prácticamente el mismo durante muchos siglos, desde que en el siglo XII tomó su distribución y forma arquitectónica, con el mercado de la ciudad como epicentro económico y social.

Allí te toparás con la famosa e icónica iglesia de Nuestra Señora de Tyn, que forma un paisaje único con el resto de edificaciones y por la peculiar forma de sus dos torres. Lo más parecido que verás a esta ciudad será un palacio o castillo de una película de Disney.

Otra de las grandes atracciones turísticas de este espacio es su bello reloj astronómico del siglo XV. No solo lo reconocerás por su diseño único, sino porque cientos de personas se agolpan para verlo cada día.

Castillo

El Castillo de Praga es otro de los lugares que más visitantes atrae, no solo porque es uno de los complejos históricos y artísticos más imponentes y grandes del planeta, sino porque conjuga la espectacularidad del Palacio Real o de la Catedral de San Vito, con la sencillez y valor histórico del Callejón del Oro, que ha quedado como testimonio de la forma de trabajar de los antiguos artesanos. El castillo, que tiene más de mil años, sirve también como domicilio del presidente este país.

Pero Praga no se puede resumir en solo dos espacios. No te pierdas las vistas desde los miradores del Castillo. Tanto de día como durante la noche, divisarás las colinas repletas de edificaciones, los puentes sobre el rio Moldava, las calles en la ribera, la luz hipnótica de esta ciudad que parece sacada de un cuento.

Repasa bien la lista de restaurantes. Podrás elegir el que más te guste para un almuerzo o cena en alguna estrecha calle de adoquines, en algún balcón desde el que disfrutar de unas maravillosas vistas o alguna concurrida plaza para vivir el vibrante ambiente praguense.